CRÓNICA de la ENTRADA AL PISO

domingo, 14 de febrero de 2010


Lo primero que hay que saber es que aquí no se alquila, sino que se arrienda, y no será un piso, sino un apartamento, ni tendremos 2 ó 3 habitaciones, sino 2 ó 3 alcobas, pudiéndose conjugar la frase siguiente: “se arrienda alcoba a dama”. Vamos que ni Don Quijote a su Dulcinea.
Una vez aprendido el vocabulario básico para la búsqueda de piso, sólo queda patearse las meras calles de la ciudad, porque aquí no hay Loquo o Idealista que valga, sino que se trata de ir detectando carteles en las ventanas a los que llamar, esperar y ver. Las suelas de nuestros zapatos han notado la diferencia.
Bien, ya tenemos el vocabulario y la forma de buscar la información de qué pisos se arriendan y en qué condiciones. Sólo falta encontrar el que nos guste. Bueno, no, hay una previa. Que te guste uno que no te pida 38 fiadores, todas tus nóminas, un depósito por si acaso, etc. , etc.
Las veíamos venir canutas, aunque hay que decir que nunca perdimos el ánimo, pero si el aliento en más de una ocasión (la parte alta de Bogotá tiene grandes cuestas).


Después de ver un piso detrás de otro, vimos uno que rápidamente hicimos nuestro: “yo pondría aquí una mesa”, “¿no crees que tal vez quedarían bien unos cojines en el suelo?”, “y este podría ser nuestro cuarto, ¿no?”. Además de gustarnos, las condiciones parecían buenas: 2 alcobas, 2 baños, una cocina y, lo que nos hizo decidirnos, una inmensa boardilla (donde podréis instalaros tod@s l@s que nos vengáis a ver!!!).


Doña Margot, la que nos mostró el piso, nos dijo que la propietaria, Doña Anita, quería conocernos y conocer también el lugar donde trabajábamos y que con eso bastaría (fuera fiadores, nóminas y contratos de trabajo!!). Así que aquí empieza la segunda odisea después de la de la búsqueda: dos días de quedar con las dos mujeres en la oficina de Laudes entre charlas y cafés (hubo que repetir al día siguiente porque era indispensable que conocieran a Jackie, la directora de la Fundación) y una larga mañana de hacer fotocopias de documentos, leernos juntas el contrato (y ayudarnos mutuamente a entenderlo, ya que ellas tampoco tenían mucha idea…), ir a una notaria a validar los documentos, a un cajero a sacar plata y, finalmente, a nuestro nuevo apartamentico.
Al final éramos como una familia… la abuelilla, la mamá y las dos hijitas…
 
Y nada más, que aquí estamos, poniéndolo bonito y empezando a darle vida…

3 comentarios:

FrancescM dijo...

!El desgaste de suelas ha valido la pena! Si dos damas arriendan apartamento con dos alcobas y dos baños, con magnífica buardilla en el centro de Bogotá..., buen apartamento será. En las fotos se apuntan nuevos paisajes y nuevos horizontes que tendreis que contarnos. !Continuad el diario!

Unknown dijo...

O la fotografia és bona o teniu un pis molt bonic i acollidor! Al final si que heu aconseguit això de viure en un àtic!
Endavant valentes!

Anónimo dijo...

qué lindo pisooo!!! felicitaciones.Besos las dos! Nuria (Pena)